El proceso de forjado elimina defectos internos como porosidad y huecos, refina la estructura del grano metálico y alinea el flujo del grano circunferencialmente. Esto mejora significativamente la resistencia a la tracción, la resistencia a la flexión y la resistencia a la fatiga de la brida, haciéndola muy superior a las alternativas fundidas o soldadas.